En una época en la que valoramos cada vez más el bienestar emocional, la decoración ha dejado de ser solo una cuestión estética. Ya no buscamos solo espacios que se vean bonitos, sino que "nos hagan bien", que nos reconforten, nos inspiren, nos transmitan positividad y optimismo.
En este contexto nace la tendencia Joyful, una forma de entender el diseño desde la emoción, donde el color, la luz, las formas y los objetos cotidianos tienen un nuevo propósito: provocar alegría. Inspirada por el trabajo de la diseñadora Ingrid Fetell Lee y su teoría sobre la alegría en los espacios, el estilo joyful propone rodearnos de estímulos visuales que generen bienestar. Tonos vibrantes, curvas suaves, patrones dinámicos y elementos lúdicos se combinan para transformar la casa en un lugar más personal, más vivo, más feliz. No se trata de seguir una moda, sino de crear entornos que estimulen los sentidos y eleven el ánimo.
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El uso del color es la clave del estilo joyful. No se trata solo de pintar paredes, sino de llenar la casa de energía. Tonos como el amarillo mostaza, turquesa, coral, verde lima y, por supuesto, el rosa —ese rosa que inunda esta salón, decorado con piezas de Dunelm, y que alegra hasta los lunes más grises— son perfectos aliados para darle vida a cualquier rincón. Ya sea un sofá azul eléctrico, cojines multicolores, una pared acento en rosa fucsia, detalles en neón…
Olvídate del sofá rígido y formal. Lo joyful apuesta por muebles que invitan a dejarse llevar. ¿Un sillón que se convierte en cama? ¡Sí, por favor! Este es el modelo VÅRKUMLA de IKEA. También valen los sofás con formas redondeadas, los bancos acolchonados y todo aquello que grite "comodidad".
¿Verde, fucsia y azul en un mismo espacio? ¡Claro que sí! Anímate a combinar tonos que nunca pensaste que funcionarían juntos. En este baño, por ejemplo, el rosa del friso y demás carpintería se ha combinado con verde turquesa en el papel pintado, de la firma Sorbet Dreams, y azul eléctrico en el mueble del lavabo. El secreto está en el equilibrio: si te pasás de color, compensa con blanco o materiales naturales.
El espíritu joyfultambién se nutre de otras culturas. ¿Qué tal unos cojines con bordados mexicanos? ¿O una vajilla pintada a mano que parece salida de un mercado en Oaxaca? Los detalles tribales, los textiles étnicos y las cerámicas decoradas aportan ese toque bohemio y cálido que hace que el espacio cuente historias. Y lo mejor: le dan mucha personalidad. Basta con ver este ambiente, decorado con muebles y complementos de Leroy Merlin.
Mesas de verano: el escenario ideal para la alegría
Si hay un lugar donde el estilo joyful brilla con luz propia, es en las mesas de verano. Los días largos, el sol que entra por la ventana, las comidas al aire libre… todo invita a jugar con el color y la creatividad. Es la excusa perfecta para montar una mesa llena de vida: manteles estampados, servilletas desparejas, vasos de colores y, por qué no, vajilla de melamina con diseños vibrantes (estos platos los encontrarás en Talking Tables) que resisten brindis y sobremesas eternas. Nada de formalidades: la idea es celebrar el encuentro, disfrutar del placer de lo simple y dejar que cada detalle sume alegría al momento.
Una casa que se vive como una película de Almodóvar
El estilo joyful no se limita a sumar color por sumar. Es una forma de habitar con sentido, donde cada elección está pensada para despertar emociones, crear atmósferas y contar algo de quiénes somos.
Un gran ejemplo es la colección Cromática de la firma Roche Bobois, desarrollada junto al cineasta Pedro Almodóvar. En esta colaboración inédita, el universo visual del director –célebre por sus paletas intensas y escenografías inolvidables– se traslada al interiorismo con una coherencia deslumbrante.
La estrella de la colección es el sofá Lounge, una reedición del icónico diseño de 1971, ahora en versión de tela lisa y con estribos lacados en varios tonos o tono sobre tono. Más que un mueble, es una invitación a vivir el espacio, a sentarse, compartir, tirarse a leer o simplemente dejarse rodear por un entorno que estimula.
¿Un dormitorio lleno de color y que, al mismo tiempo, invite al descanso?
Claro que sí. La clave está en encontrar el equilibrio justo entre energía y serenidad. Es decir, elegir tonos vivos e intensos para la ropa de cama (esta, en rosas, verdes azules, es de La Redoute Interiéurs) y acompañarlos de materiales nobles que transmitan relax.
El lino, el algodón y la madera clara son grandes aliados en esta fórmula: aportan textura, frescura y una sensación de armonía visual que contrarresta la potencia del color. Lograrás un espacioacogedor y envolvente,con el toque lúdico y optimista que define al estilo joyful.
Si hay un estilo decorativo que sabe cómo levantar el ánimo y hacerte sonreír cada vez que entras a una habitación, ese es el joyful. Así lo transmite este dormitorio, en el cual el sello de Jonathan Adler se nota en cada rincón: un cabecero con ondas tapizado en azul eléctrico, cojines con estampado gráfico que remiten al arte pop, una lámpara escultural sobre la mesilla… Y como telón de fondo: paredes pintadas en color lila.
Decora las paredes con composiciones de ilustraciones o láminascomo estas de Desenio,que llenen de vida cualquier rincón. Añade objetos que te hagan sonreír: recuerdos, fotografías, piezas artesanales o detalles que te hagan sonreír. Así, la decoración, además de visualmente impactante, será auténtica y divertida.
En el mundo joyful, los estampados no se moderan, ¡se mezclan! Rayas con flores, cuadros con frutas, lunares con hojas tropicales… Puede parecer caos, pero si creas un hilo conductor (un color que dé unidad al conjunto), el resultado te sorprenderá por su armonía.
La colección Late Checkout Club de la marca Really encaja de maravilla con esta filosofía: flores y figuras geométricas, terciopelo y madera, colores intensos y texturas suaves… Piezas con las que aportar carácter, romper la monotonía y llenar el espacio de energía. Inspirada en los años 70, la propuesta se apoya en formas curvas, lámparas redondeadas y grandes cuadros en tapizados. La paleta mezcla azul petróleo, verde esmeralda, mostaza y un cremoso butter muy actual.